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¡Dale a tu empresa el sello SMART!

Dale a tu empresa el sello SMART


Una vez que se decide establecer un negocio o este ya está en marcha, es muy importante fijar los objetivos.

Con los objetivos tenemos que ser ambiciosos pero realistas, siendo conscientes de la
realidad de la empresa y sus recursos.  Por esto, a la hora de evaluar si un objetivo es válido podemos guiarnos definiendo una serie de requisitos que se resumen en el acrónimo SMART:

Sello smart para empresas

Quizá en tu empresa se plantean objetivos de manera periódica pero en la mayoría de las ocasiones no se establecen con una visión estratégica que los haga realmente funcionales. En ese sentido, los objetivos SMART tienen como principio direccionar hacia metas concretas y sobre todo realistas.

 

Específicos: ¿qué quieres lograr?

La respuesta a esta pregunta será tu punto de partida: tus objetivos en bruto. Haz una lluvia de ideas con todas las cosas que te gustaría conseguir, posteriormente ordenarlas y dales una prioridad, numéralas.

O una segunda manera de hacerlo es respondiendo las preguntas de: qué, cómo, cuándo, dónde y por qué.

Cuanto más concretos seamos a la hora de definir los objetivos, más fácil será tomar decisiones hacia una dirección, pero también favorecerá su medición.

Por ejemplo, un objetivo específico podría a ser: “aumentar mi base de datos de clientes potenciales”

Medibles: ¿hasta dónde quieres llegar?

tus objetivos deben ser cuantificables, medidos y comparados con el antes, el durante y el después de
tus esfuerzos. Incluso, una vez que tengas el resultado puedes hacer comparativos entre un año y otro, un cierto periodo.

Por ejemplo, un objetivo medible para tu empresa podría ser: “para el tercer trimestre del año, conseguir 500 nuevos clientes más en comparación al primer trimestre".

De este modo, podrás tener claro el objetivo y las acciones que debes establecer y llevar a cabo para conseguirlo.

No olvides, todo objetivo debe ser medible. Complétalos agregando cómo se va a medir, por ejemplo: por el número o porcentaje de ingresos que aumentó, la cantidad de clientes nuevos, el porcentaje de ahorro que representa, etc.

Alcanzables: ¿cuáles son mis capacidades y recursos?

Los objetivos a los que es imposible llegar son inútiles. Los objetivos deben ser realizables en función de los medios de los que disponemos, del tiempo y de nuestra posición en el sector.

Imaginemos que tu empresa ha conseguido 200 nuevos clientes  a través de acciones puntuales. Ahora quizá quieras realizar una acción algo más grande,  pero lo lógico sería plantear un crecimiento en alrededor de 500 nuevos clientes a obtener, no pensar en 5, 000.

Conocer tus capacidades y limitaciones es muy importante: analiza cuáles objetivos de tu lista pueden realizarse con los recursos que cuentas en este momento. Y, si es posible, adapta tus objetivos a tus capacidades actuales.

Relevantes: ¿mejoran el negocio de alguna forma?

Al plantear objetivos, no pierdas de vista su aportación: ayudan a dar reconocimiento en el mercado, ayudan a mejorar la imagen de mi empresa, resolver crisis, aumentar el número de clientes, atraer posibles compradores, fidelizar a los actuales clientes..., es decir, tenemos que saber de qué manera las acciones u objetivos que llevemos a cabo suponen un beneficio tangible y directo para nuestra empresa.

Un objetivo relevante a plantear para tu negocio, por ejemplo, es aumentar el número de prospectos cuya potencial de convertirse en nuevos clientes incidirá directamente en las ventas futuras.

El Tiempo: los objetivos

El tiempo es uno de los factores más importantes que determinan si cumplimos o no el objetivo. Si no establecemos un periodo de inicio y uno de termino, seguramente no se cumplirá el objetivo.

Si tienes objetivos como “conseguir 80 nuevos clientes en 4 meses”, puede sonar demasiado complicado y lejano. Por eso, te recomendamos simplificar y acercarlo en el tiempo. El mismo objetivo quedaría así: “conseguir 5 clientes por semana”, de esta manera se siente más realista y ligero. La clave está en definir  pequeños objetivos a corto plazo que permitan alcanzar un objetivo más significativo a largo plazo.

Asimismo, establecer un calendario ayuda a tener un periodo definido: ¿en cuánto tiempo esperas alcanzarlos? Ponlos en un calendario, registra sus fechas límite y marca los que ya lograste. Presta especial atención a los que no se han logrado y les queda poco tiempo, ¡toma las medidas necesarias para alcanzarlos!

Agendar y ponerle tiempo al objetivo te ayudará a saber si lo que estás haciendo es lo óptimo para llegar a la meta en el tiempo o quizá sería mejor si le das un poco más de velocidad.

En caso de que estés un poco fuera de tiempo y no estés alcanzando las metas en el lapso que definiste, no te preocupes, también se debe aprender a ser flexible.

Muy importante es no abusar de esta flexibilidad ya que existe un línea delgada con romper el compromiso.

Puntos adicionales

Ser SMART implica crear una lista de objetivos, los cuales debes revisar y modificar si es necesario: ¡Recuerda: no hay plan perfecto!

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